Fútbol Colombiano

Faustino Asprilla reveló cómo salvó a Chilavert de un narco que le quería quitar la vida

El exdelantero colombiano narró una historia que pone los pelos de punta.

Por Marco Gómez

El exdelantero colombiano narró una historia que pone los pelos de punta.
El exdelantero colombiano narró una historia que pone los pelos de punta.
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El año 1997 quedó grabado en la memoria de los aficionados al fútbol, especialmente en Colombia, debido a una de las peleas más notorias en la historia de la Selección Colombia. Los protagonistas de este enfrentamiento fueron Faustino Asprilla, Víctor Hugo Aristizábal y el arquero paraguayo José Luis Chilavert. Los hechos ocurrieron durante un partido en Asunción, Paraguay, que culminó con una derrota colombiana por 2-1.

La trifulca se desencadenó cuando José Luis Chilavert, el portero paraguayo, escupió a Faustino Asprilla. La reacción inmediata de Asprilla fue responder con un puñetazo. Ambos jugadores fueron expulsados por el árbitro, pero la pelea no se detuvo ahí. Chilavert se dirigió al banco de suplentes colombiano y lanzó otro puñetazo en dirección a Asprilla, quien no tuvo tiempo de reaccionar.

En ese momento, Víctor Hugo Aristizábal intervino lanzando una patada voladora a Chilavert, lo que intensificó aún más la gresca. Fue necesario que los encargados de seguridad y la policía intervinieran para detener la pelea. Sin embargo, lo que pocos sabían es que esta pelea pudo haber tenido consecuencias aún más graves después del partido. Faustino Asprilla reveló en el programa de Telepacífico 'Faustino, el grande' que le ofrecieron poner fin a la vida de Chilavert.

Según Asprilla, después del partido recibió una llamada de un narcotraficante llamado Julio César Correa Valdés, alias 'Julio Fierro', quien le pidió "autorización" para atentar contra la vida de Chilavert. Asprilla y Aristizábal se dirigieron al hotel donde se encontraba 'Julio Fierro' con un grupo de personas. El narcotraficante explicó que querían que Asprilla y Aristizábal dieran su aprobación para que dos sicarios mataran a Chilavert, quien aparentemente estaba en peligro.

Faustino Asprilla no permitió que le hicieran daño a Chilavert

La respuesta de Asprilla fue firme: se negó rotundamente y les dijo que lo sucedido en el campo de fútbol debía quedarse ahí. Argumentó que atentar contra la vida de Chilavert solo dañaría al fútbol colombiano y que la pelea en la cancha había llegado a su fin. A pesar de la insistencia de los mafiosos y la presencia de armas de fuego, Asprilla mantuvo su postura. Chilavert, por su parte, nunca se enteró del peligro que había estado acechando después del partido.
 

 


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